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Gibara: Villa Blanca y Perla Hermosa de Holguín

Gibara es una encantadora ciudad portuaria que se despliega con toda su riqueza arquitectónica, cultural e histórica alrededor de la bahía homónima, en el municipio que también lleva su nombre, situado en la costa norte de la oriental provincia Cubana de Holguín.

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La también conocida como Villa Blanca, por el color de las murallas de sus fortalezas, construidas en el siglo XIX para protegerla de los ataques de corsario y piratas, se localiza a 33 kilómetros de la capital provincial, llamada igualmente Holguín y tiene 630 kilómetros de extensión. Por el norte limita con el océano Atlántico, hacia el sur con el municipio de Holguín, el Rafael Freyre se halla al este y al su lado oeste se sitúan el Calixto García y también la provincia de Las Tunas.

Su fecha de fundación se marcó el 16 de enero de 1817, al colocarse la primera piedra para la construcción del Fuerte San Fernando (Batería de San Fernando VII) y su patrimonio arquitectónico de más de 200 años, que mantiene más del cincuenta por ciento de las edificaciones en buen estado de conservación, fue declarado Monumento Nacional en 2004 por la Comisión Nacional de Monumentos. Es también uno de los de mayor significación de la provincia.

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Entre los edificios más emblemáticos se hallan: la Casa de la Cultura, ubicada en la Vieja Sede del Casino Español donde, al decir de los gibarenses, bailó Isadora Duncan. El otro es el Museo de Artes decorativas, situado en la segunda planta del mayor exponente del estilo neoclásico en la urbe, poseedor de los más grandes vitrales de medio punto de toda la región oriental de Cuba y de una de las colecciones más integrales de su clase. Se suman la Iglesia Parroquial de San Fulgencio, fundada 1853; el Parque Calixto García, otrora Plaza de Armas, en el centro del cual se encuentra una réplica de la Estatua de la Libertad y el Teatro, en el que, se afirma, actuaron los grandes músicos cubanos Ignacio Cervantes, Brindis de Salas y Bola de Nieve.

Igualmente cautivadores son el Museo de Historia Natural, uno de los dos únicos de Holguín, que exhibe hasta un esqueleto de ballena; el cine Jibá, palabra aborigen que se considera uno de los orígenes del nombre la ciudad y La Cueva de los Panaderos. Estos dos últimos son subsedes del Festival de Cine de la Caverna Benavides. Ocurre, además, otro importante evento cinematográfico de mayor envergadura que atrae turismo nacional e internacional. Se trata del Festival Internacional de Cine Pobre Humberto Solás, celebrado en la localidad desde 2003. Finalmente no puede dejar de mencionarse el Festival de Tango de Gibara.

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El florecimiento de la Perla Hermosa –otro de sus patronímicos–, se debió a la posición privilegiada de su magnífica bahía de bolsa, cuyo puerto posee la mejores entrada y salida de todo el oriente cubano y es el más cercano a Europa. La gran actividad comercial que en él se produjo, generó una considerable prosperidad en el poblado y fue necesario seguir fortificándolo para protegerlo no solo de los ataques de corsarios y piratas, sino también de los propios mambises (ejército cubano). Pues al iniciarse la Guerra de Independencia en Cuba en 1868, muchos fieles a España se refugiaron en la ciudad. Como prueba de esto quedan las ruinas del Cuartelón, levantadas con este fin por los españoles. Fue la segunda ciudad amurallada de la nación.

Hasta aquí llegó el ferrocarril en 1893, financiado por familias acaudaladas del poblado que contó con un túnel del cual quedan vestigios y un bello puente de hierro que desapareció. El comercio de mercancías que llegaban al puerto y eran trasportadas por tren a otras ciudades orientales la convirtió en una de las urbes con mayor desarrollo de su época. Pero la actividad económica decayó en el siglo XX, con la construcción, en1920, de la Carretera Central, una magnífica vía que interconectó a casi todo el país.

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Gibara está ligada directamente a la llegada del Almirante Cristóbal Colón a tierra cubana por primera vez. Una interesante polémica indica que fue la Bahía de Gibara y no la de Bariay, la que recibió sus naves. La investigación que respalda esta afirmación fue hecha por el Ingeniero Luis Morales y Pedroso y avalada por la Sociedad Geográfica de Cuba. Sin embargo sigue asignándose a Bariay la ocurrencia de este suceso.

Quienes se aventuran a descubrir la Villa Blanca de los Cangrejos, como se la define en el cartel que la anuncia al visitante, poblada de gente amable y generosa, con gran sentido de pertenencia, le parecerá increíble cuánto tiene que contar. Pero podrá irse enterando poco a poco mientras esté hospedado en cualquiera de los lugares disponibles: hoteles Ordoño y Arsenita; los hostales (casas) particulares, "Los Colgadizos", "Los Hermanos" y "La Muralla, y deguste la comida, de buena calidad, a base de pescados y mariscos (especialidad del pueblo) o la tradicional cubana que garantizan los paladares (restaurantes privados) "La Mina", "La Cueva" y “Casa Colonial”, así como el restaurante estatal “El Faro”, el Bar La Loja y las ofertas del Centro Recreativo Cultural Siglo XX.

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Finalmente terminará comprendiendo que esta pintoresca y sublime ciudad, que parece tenerlo todo, posee en realidad, mucho más.