La visita prohibida al faro del Castillo del Morro
El Castillo del Morro de La Habana es la edificación española más antigua de América. Por ello y porque se ha convertido en un símbolo de la capital cubana, es uno de los monumentos más visitados.
Ha soportado, durante más de cuatrocientos años, guerras, huracanes y el paso del tiempo con, más o menos, buena forma. Antes de finalizar el siglo XX fue rehabilitado por completo, mediante una ardua tarea de conservación que culminó con nuevos espacios dedicados a exposiciones, galerías de arte, sede para eventos culturales e incluso restaurantes como La Divina Pastora y Los Doce Apóstoles.
Sin embargo, su estado actual no es el que aparenta. El castillo saluda a los turistas que se adentran en el puerto de la ciudad con los cruceros, quienes primero divisan el faro de 25 metros que corona la antigua fortaleza española.
El faro todavía funciona como guía de barcos, pero no puede ser visitado. El acceso está cerrado desde hace mucho tiempo debido a las malas condiciones en que se encuentra. El cartel que impedía la entrada desapareció.. Cualquiera puede comprobar el estado del faro desde el exterior. Hace tiempo que se ven ventanas y cortinas rotas y oxidación en los bordes y en las barandas.
Degradación en el Castillo del Morro
Todo ello hace que subir al faro no sea seguro. Pero en la última visita, la puerta, habitualmente cerrada con un candado, estaba abierta. Junto con un grupo de turistas conseguimos subir y ver de primera mano el estado real del recinto donde el farero se ocupa de que nunca falle la luz que muestra los destellos a los barcos.
La maquinaria que hay ahí dentro es anticuada y muestra evidentes signos de descomposición. Está oxidada y la pintura se cae. La zona de trabajo del farero es pequeña, convive con una pequeña radio que le acompaña en las calurosas noches de La Habana. Esas noches, un ventilador de pie las hace más soportables, pero da la impresión que cualquier día se vendrá abajo.
En realidad hay varios lugares del castillo que no reúnen las condiciones de seguridad mínimas, porque o no tienen barandas o no hay señalización de peligro. Tampoco hay nadie vigilando. Los empleados están en los museos, en la cafetería o en la entrada.
Los cañones, puede verse en las imágenes, están muy deteriorados. Incluso el lugar donde ondéo la bandera cubana por primera vez, el 20 de mayo de 1902, es ahora un rincón donde se acumula la basura
Lo mejor conservado dentro del castillo son los museos y la capilla. Sería raro que no fuese así ya que son los recintos con menos antigüedad. Sin embargo el restaurante Los Doce Apóstoles también necesita
Dicho esto, parece que el precio de la entrada no está ajustado a la realidad. Son seis pesos (moneda nacional) para los cubanos y 6 CUC para los extranjeros.