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Coppelia: una catedral para el helado en el corazón de La Habana

Coppelia, la popular heladería habanera que debe su nombre al mítico personaje de la famosa obra homónima de ballet clásico, está en el corazón mismo de La Habana, Capital de Cuba, en la esquina más céntrica de la ciudad, formada por la intersección de las calles 23 y L, del importante barrio del Vedado, municipio Plaza de la Revolución, donde confluyen además el Cine Yara y El Hotel Habana Libre.

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La también conocida como Catedral del Helado, con capacidad para mil personas, obra del arquitecto Mario Girona,  fue construida en 1966 en un tiempo récord de 6 meses.

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Coppelia figura entre los edificios más hermosos construidos en la isla. Su forma arquitectónica se asemeja a una araña y está influenciada por la obra de renombrados arquitectos como el brasileño Oscar Niemeyer, el italiano Pier Luigi Nervi y el mejicano-español Félix Candela Outeriño.

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Es uno de los sitios más populares y visitados de La Habana, símbolo de las generaciones de cubanos que durante cinco décadas han visitado sus instalaciones rodeadas de jardines poblados de grandes árboles, que protegen con su sombra los merenderos al aire libre o canchas, como les llama popularmente.

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Una de ellas fue escenario de la multi galardonada película cubana Fresa y Chocolate, nominada al premio Oscar por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Estados Unidos, como mejor película extranjera, dirigida en 1993 porJuan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea (Titón) uno de los más importantes cineastas del Cuba y Latinoamérica.

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En el sitio que hoy ocupa, fue fundado y funcionó desde 1886 hasta 1954 el Hospital Reina Mercedes. Luego de su demolición de pensó construir un rascacielos, idea que no prosperó y más tarde se creó el Parque INIT, un bello pabellón para promover el turismo que contó con cafetería, bar y un restaurante para quinientos comensales, en el cual se reprodujeron además surtidores, pequeñas montañas, un escenario flotante y un lago artificial. Posteriormente fue desactivado y algunas instalaciones fueron aprovechadas para conformar el Centro Recreativo Nocturnal que lo sustituyó, hasta que finalmente en 1966 se decidió dar vida a la monumental heladería.

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Su arquitecto creador, Mario Girona, enfatizó que la obra “ni siquiera tuvo ceremonia de inauguración, abrió un día sus puertas, en junio de 1966, y empezó a vender helados, la población curiosa entró, la concepción tuvo buena aceptación, se llenó y nunca más ha dejado de estar abarrotada de clientes”.

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Y es cierto, allí la “cola” es perenne. Pero la espera en las largas filas para degustar los deliciosos helados con sabores que van desde los clásicos chocolate y vainilla hasta los de frutas tropicales como guayaba, mango y otras, matizada por con la conversación desenfadada, los encuentros entre conocidos y hasta por la molestia con quienes quieren colarse (entrar sin esperar su turno) son parte de la cultura de este lugar querido por todos los habaneros.

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Coppelia es siempre una de las opciones para la primera salida de los adolescentes habaneros y un oasis para refrescar, disfrutar y renovar las energías antes de seguir adelante con el ajetreado día a día de los cubanos.

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