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El café: ¡la cubanía en su estado líquido!

Si Cuba tuviera un estado líquido, sería café  acabadito de colar.

Esta afirmación pudiera parecer exagerada a quien sabe que el cafeto, arbusto del café, ni siquiera es oriundo de  la  Isla, donde vino a hacerse popular después de que los colonos franceses que huyeron de la Revolución de Haití  y eran expertos en su cultivo, lograron producirlo a gran escala en las haciendas que erigieron con este fin en las montañas orientales, hasta convertir a La Mayor de las Antillas en el primer exportador de café del mundo en el siglo XIX.

café cubita

Lo cierto es que hoy en casi todos los hogares cubanos lo primero que se pone al fuego cada mañana es la cafetera y, aunque sus dueños no lo tomen, en todas las casas hay siempre una reserva de café para ofrecer a las visitas.

Esta tradición enraizó de tal manera en nuestra cultura que muchos nacionales no creerán que preciado grano no es originario de  la isla y que al principio de llegar aquí solo se le adquiría en las droguerías como remedio.

Cafetera

Cuando alguien dice en Cuba “No tenían ni café que brindar” está significando que la situación económica del lugar no es buena. Si escuchas que a una persona “Ni café le brindaron” significa que no era bienvenido o que sus anfitriones no eran hospitalarios.

Una conocida canción popular de la década del 50 del pasado siglo XX que le dio la vuelva al mundo y fue inmortalizada por la famosa cantante cubana Rita Montaner,  asegura en su estribillo, que cualquier nativo sabe entonar con toda la falta de eses requerida, “¡Ay! Mamá Inés, todo lo' negro' tomamo' café”, sabiendo que también los blancos, mestizos y toda la mezcla de razas que conforman la nacionalidad cubana, comparte el gusto por el “Néctar Negro de los dioses blancos” o “Elíxir de los Dioses” que son algunos de los curiosos calificativos nacidos del ingenio popular.

Mama Inés

Suele comenzar a ingerirse desde muy temprana edad en muchas partes del país. Se dice incluso que en los campos de Cuba  se acostumbraba a poner una gota de café en la boca de los bebés recién nacidos.

En algunas provincias del oriente el preciado brebaje se obtiene utilizando “el colador”, un aditamento consistente en un cono de tela adherido a un círculo de alambre con un mango, donde se deposita el polvo al que luego al que se le añade agua hirviente.

El líquido más oscuro que sale primero es el “café fuerte” que ingieren los adultos, mientras el que brota luego es denominado “café claro” y suele ser tomado por los niños a manera de refresco acompañado con pan, el gustado “pan con café”. El consumo de este último, se ha extendido a la región occidental e incluso a La Habana, Capital de Cuba, debido al gran flujo migratorio que ha tenido lugar en los últimos años de cubanos de oriente hacia el occidente de la isla.

Café de la Bodega

Aunque gusta del buen café y sabe apreciar su calidad, el cubano no es demasiado exigente en cuanto a la clase o marca que consumirá, le interesa que sepa bien, y tenerlo siempre a mano. Hasta el mezclado con chícharos que el gobierno vende de forma racionada a cada integrante de la familia todos los meses, sirve para saciar las ganas.

Aunque saben que produce acidez cuando se consume en demasía, sus fieles –y esto es igual a decir la mayoría de los habitantes de la isla– prefieren aferrarse a todas sus bondades, especialmente las científicamente avaladas. Adorarán escuchar que según estudios recientes es antioxidante, su perfume reduce el estrés, disminuye los síntomas del Mal de Parkinson, es bueno para el hígado sobre todo luego de tomar alcohol, te hace sentir más feliz, se relaciona con una baja tasa de suicidios, reduce el riesgo de padecer cáncer de piel y  diabetes tipo2, mantiene tu cerebro más sano por más tiempo y te hace más inteligente.

En fin, siempre habrá una poderosa razón para que el cubano siga disfrutando y ofreciendo cada día su tacita de café.

Café