Skip to main content
navidad en cuba

Pinceladas del antes y el después de la Navidad cubana

En todas partes reinaba el espíritu de navideño. Desde las familias más acaudaladas hasta las más pobres celebraban la Nochebuena con una cena en familia y esperaban la Navidad.

El 24 de diciembre en las bodegas (tiendas de víveres) los dueños daban el aguinaldo a sus clientes, incluso a aquellos a quienes les habían fiado (les habían dado productos con la condición de que pagaran luego). Por lo general consistía en vinos, turrones, barras de guayaba, queso.

En todos los pueblos y ciudades se hacían fiestas. Como en cada uno había iglesias, a las 12 de la noche todos iban a la Misa del Gallo, y celebraban la llegada del niño Jesús, precisamente porque la religión que primaba era la católica y sus seguidores eran la mayoría dentro de la población.

No faltaban los buñuelos, el puerco asado, la yuca o con mojo, el arroz moro (arroz con frijoles) o congrí en oriente), los chicarrones, la bebida y las familias reunidas alrededor  de la mesa para celebrar y que conste que hasta las familias más pobres del campo celebraban la Noche Buena. 

Era usual en las iglesias y en los hogares de todas las clases sociales ver los nacimientos con las imágenes de María y José alrededor del pesebre donde se hallaba el niño Jesús que había nacido.

La televisión y la radio transmitían constantemente anuncios navideños, abundaban las imágenes de papa Noel y mensajes alegóricos a las festividades.

El cambio de la Revolución

Así fue que hasta poco después del triunfo revolucionario de 1959, cuando Fidel Castro declaró el carácter socialista de la Revolución Cubana y se instauraron las ideas del Marxismo Leninismo que negaban la existencia de Dios.

La actitud crítica de la iglesia entró en contraposición con el gobierno y los religiosos también comenzaron a ser mal vistos al igual que sus celebraciones. Las navidades dejaron de ser un día festivo y solo se declararon como feriados el 1ro de enero y el dos por lo general también, con motivo del aniversario del Triunfo de la Revolución. De modo que los cubanos tenían que trabajar incluso el 31 de diciembre.

Muchas familias en secreto celebraban la Nochebuena, que en realidad era y es también una fiesta cultural y familiar, pues aún donde no se produce la celebración religiosa los parientes y amigos se reúnen para compartir con una comida tradicional. 

Otros tenían la suerte de que uno de sus miembros hubiese nacido en esos días y, disfrazada de cumpleaños, celebraban también la noche buena sin tener que ocultarse.

Al igual que antes del 59 el cerdo asado en horno o en púa en el campo no faltaba, ni los chicharrones, ni la yuca con mojo. En la región oriental por ejemplo además se comía otro tubérculo muy popular en esa parte del país, el ñame y se hacían hayacas (tamales) a base de maíz tierno que se muele y se cocina envuelto en las hojas de la mazorca.

La caída del campo socialista y la dura crisis de los noventa que sacudió a la sociedad cubana, también afectaron la Nochebuena, hubo más de un año en que más de una familia cubana no pudo celebrarla por falta de recursos.

Poco a poco el espíritu navideño se fue apagando y aunque muchas mantuvieron la tradición, la ausencia de nochebuena en otras fue también reforzándose como cultura de generación en generación. Sin contar las que fueron reduciéndose porque muchos miembros, sobre todos los más jóvenes, decidían emigrar para poder prosperar y dar una mejor vida a sus parientes en la isla, cuya realidad diaria siempre ha estado marcada por la carencia. 

Por años los arbolitos y los adornos de Navidad fueron algo exclusivo de las películas de Hollywood, eran contadas las viviendas que los exhibían. Así que la para la mayoría de los nacionales nacidos en la revolución, dejó prácticamente de existir.

En 1998 regresó la Navidad a Cuba con la visita del Papa Juan Pablo II, quien se reunió con el entonces presidente ya fallecido Fidel Castro y por decreto oficial se determinó que el 25 de diciembre era feriado. Aparecieron en las tiendas los arbolitos, las guirnaldas, los adornos y para unos regresó y mientras que otros descubrieron un poco de lo que es el espíritu navideño. 

Hoy es más frecuente ver los arbolitos y adornos dentro de las casas, en los hoteles y en muchos negocios particulares como estrategia de marketing para atraer clientes. Eso sí, no escucharás en ningún medio de prensa gubernamental un mensaje que anuncie o aliente la celebración de este evento cultural universal.

Te enterarás de que algún vecino optó por el pavo porque puede prepararlo a la usanza estadounidense, otro comentará sobre lo cara que le salió la carne de puerco que pudo conseguir,  habrá quien cocine pollo que es lo único que tiene porque fue lo que vino (lo vendieron racionado) en la carnicería y otros–no pocos– se acostarán a dormir porque es un día más.

Habrá también quien te diga: “no, yo dejé la carne y las cosas para para el 31, porque nosotros no tenemos mucha costumbre de celebrar la nochebuena”. Ahora, lo que sí alegra a todos los cubanos en sentido general de la Navidad es que es un día en que no se trabaja, ya sea que haya celebrado o no el día anterior la Nochebuena.