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El teatro "La Caridad" de Santa Clara, uno de los 5 principales coliseos construidos en Cuba

Uno de los principales teatros del interior de la isla, y de los más representativos edificios del centro histórico de la ciudad de Santa Clara, es el Teatro La Caridad, inmueble que se erige imponente y majestuoso en los alrededores del parque Vidal, a 278 kilómetros de La Habana.

Se trata, de uno de los 5 principales coliseos construidos en Cuba luego de la segunda mitad del siglo XIX, y desde entonces la más importante plaza cultural del centro del país. Ofrece diariamente atractivas propuestas que abarcan los más disimiles géneros de la música, la danza y las artes escénicas, tanto de la isla como del resto del mundo.

Declarado Monumento Nacional de la República de Cuba en 1982, fue concebido y proyectado por el ingeniero Herminio Leyva, como principal pieza del conjunto de obras financiadas por la benefactora de la ciudad, Marta Abreu de Estévez, quien ideó su construcción con el objetivo de recaudar fondos para la beneficencia.

Cuando a fines del siglo XIX el teatro Dolz resultó pequeño, amén de la reconstrucción a la que había sido sometido, Santa Clara necesitó con urgencia de un nuevo coliseo, algo que no escapó a la iniciativa de Marta, perteneciente a una de las familias más ricas de la isla.

teatro la Caridad 1899

Con una superficie de mil 960 metros cuadrados, la edificación incluye espacio para sociedad de recreo, restaurante y barbería, y su imponente fachada de 30 metros de frontis con 47 de fondo, impacta a los visitantes de la ciudad por la severa elegancia de sus líneas, y la regia magnificencia de su decorado.

Sin embargo, no solo se trata del impacto que provoca a primera vista, pues para aquellos que se adentren en su interior, el asombro resulta mucho mayor. De hecho, la decoración de los interiores es mucho más lujosa y exquisita que el sobrio exterior del coliseo.

Desde las alfombras y cortinas de terciopelo rojo, y los bustos de Calderón de la Barca y Echegaray que nos reciben en el vestíbulo, y hasta la escenografía y los telones de boca y entreactos, nos recuerdan al teatro Lineo de París.

Por su parte, el telón principal muestra en exquisito bordado la imagen de la Ermita de la Candelaria, que fue la primera construcción que existió en el lugar en que se encuentra enclavado el Teatro La Caridad actualmente.

Sin embargo, es el cielo raso que remata sus 4 plantas y obra del pintor filipino Camilo Zelaya, uno de los mayores encantos de la instalación. Con alegorías centrales del Genio, la Sabiduría, la Historia y la Fama, su polígono se ve rodeado con retratos de célebres dramaturgos como Moratón, Calderón, Ayala, Tirso de Molina, Echegaray, Hartzenbuzch y La Avellaneda.

Además de la sala principal dispone de otra más pequeña, que lleva el nombre de su creadora, y sirve de sede a presentaciones literarias y conversatorios, y conciertos de menor formato, en tanto brinda una panorámica realmente bella del parque Vidal desde sus anchos ventanales.

teatro la Caridad

Con un costo de 140 mil pesos, el día de la inauguración, el 8 de septiembre de 1885, día de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, se suscitó una fiesta en la que participó toda la sociedad villaclareña.

Desde ese entonces y hasta hoy, la historia del teatro ha acogido a tan altas figuras como Enrico Caruso, Amelia Gallipursi, Esperanza Iris, Libertad Lamarque, Rosa Fornés, Margarita Xirgu, Jorge Negrete, Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba, la Orquesta Sinfónica Nacional, la compañía de Lola Flores y Chucho Valdés, entre otros grupos y artistas de marcado reconocimiento mundial.

Hoy las faldas del Teatro la Caridad, son el sitio de encuentro de cientos de jóvenes santaclareños que se reúnen cada noche en lo que ha rebautizado como El malecón, con una ironía añorante de mar en una ciudad mediterránea. Y en aquellos espacios antes dispuestos para una barbería, restaurant y sociedad de recreo, hoy tiene su casa el mojito cubano y el son desde el bar La Marquesina, sitio preferido por los visitantes foráneos que deciden trasnochar soltándose un pasillito.