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Palacio Ursulinas

Palacio de Las Ursulinas, un fragmento de La Alhambra en la Habana Vieja

Te invitamos a conocer uno de los más peculiares edificios de la capital cubana. El Palacio de las Ursulinas es uno de los pocos y más representativos edificios en La Habana del estilo neomudéjar.

Entre los valores más llamativos de este edificio se incluyen las arcadas moriscas y el uso de azulejos sevillanos, primero en los zócalos y luego en las fachadas extendiéndose hasta sus interiores.

Fue construido en 1913 por el ingeniero José, amante de ese estilo arquitectónico, quien a través de los arcos de herradura y multi-lobulados reprodujo en su fachada elementos de la mezquita de Córdoba, en España.

 

Palacio Ursulinas

 

Si bien, tiempo después una parte del conjunto fue demolido, otros dos inmuebles contiguos fueron erigidos, respetando la expresión morisca del original.

Toraya fue, de cierto modo, el gran impulsor y divulgador de un estilo que comenzó en la Habana a principios del siglo XX, y que se convirtió en un fenómeno arquitectónico de proporciones crecientes hasta la crisis económica del 1921.

Los mayores exponentes del estilo mudéjar estuvieron mayormente contenidos en la zona de La Habana Vieja entre las calles Obispo, San Ignacio, Amargura y Aguiar, siendo además de las ursulinas otro ejemplo notable los jardines de la fábrica de cerveza La Tropical, erigidos en 1912.

Luego el estilo se expandió como pólvora por la ciudad teniendo asidero en varios apartamentos del Paseo del Prado.

El Palacio, a pesar de su estado ruinoso destaca por un aire arquitectónico que recuerda los detalles de La Alhambra granadina. Todavía hoy, lamentablemente en ruinas, despierta el interés de los transeúntes por su indudable belleza.

 

Palacio Ursulinas

 

Su aparición en la geografía habanera está vinculada a la llegada de monjas ursulinas de Luisiana a la villa de San Cristóbal de La Habana.

Las hermanas llegaron en el año 1804, se instalaron en el edificio de las Recogidas en el extremo oeste de la calle Sol. Allí, además de vivir en el convento, oficiaban en una sencilla iglesia de una sola nave y se dedicaban a la educación femenina.

En la Plazuela de las Ursulinas, situada en Egido entre las calles Muralla y Sol, no es este el único edificio de características llamativas. El lugar fue, en sus orígenes, un espacio público importante donde se anudaban las relaciones de La Habana intramuros y extramuros, ya que la zona servía de paso a la famosa Puerta de la Muralla a los habitantes de las afueras de la urbe.

Esta plaza se vio distinguida por el surgimiento de palacetes como el de la Marquesa de Villalba y el que ocuparían sucesivamente la Havana Electric Railway Light and Power Company y la Compañía Cubana de Electricidad.

Cada una de ellas, así como otras que ocuparon la franja de la muralla, fueron construidas con los sillares de la demolición, y son tanto para vecinos como para visitantes, inmuebles de gran valor y atractivo dentro de la fisonomía de la Vieja Habana.