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Puente del Triunfo

Puente del triunfo, la torre Eiffel de los sagüeros

Descubre la inaudita belleza e historia de uno de los puentes más admirables de toda Cuba.

Pocas localidades cubanas aúnan tantos encantos como Sagua la Grande, ciudad del centro norte de la isla que toma su nombre del segundo río más largo de Cuba. La villa del Undoso, como también se le conoce, queda dividida precisamente por el río Sagua, y esa partición se salva con uno de los tesoros ingenieriles de la maravillosa ciudad.

El Puente del Triunfo, es para los sagüeros lo que para los parisinos la torre Eiffel; por la belleza y utilidad de este centenario camino de hierro, se le ha asumido como el símbolo cultural de la ciudad.

Enamorados, nostálgicos y turistas se juntan en la ribera para disfrutar del precioso paisaje que regala ese viaducto tejido en hierro sobre los verdes meandros de la red fluvial.

 

Puente del Triunfo

 

Quienes caminan sobre su piso calado, que asemeja un encaje ferroso, tienen la sensación de volar sobre las impetuosas aguas del Undoso. Bajo nuestros pies apreciamos ese constante trasiego de botes y lanchas que tienen sus puestos de amarre entre la tupida vegetación que da cobija a las aguas.

Rematando su arco de hierro, sobresale la empinada cúpula del convento de los jesuitas, que, con sus rasgos neogóticos, eleva una imagen de Jesús al punto más alto de toda la ciudad.

Las viejas ruinas y cortinas de piedra, o los añosos bancos de mármol que se encuentran en su orilla, son el sitio ideal para artistas y escritores, o figuran en los álbumes fotográficos de jóvenes quinceañeras. Entretanto, son muchos los visitantes que llegan a este imponente coloso para tomarse fotos junto a él o para registrar con el lente los mágicos atardeceres de esta ciudad y su gente.

Desde siempre constituyó una gran inquietud para los sagüeros vencer el abismo planteado por el río, y en los orígenes de la villa sus fundadores debieron valerse de botes, andariveles y varios artilugios más. No sería hasta las postrimerías del siglo XIX cuando se haría realidad un viejo anhelo.

 

Puente del Triunfo

 

El principal antecedente del Puente del Triunfo se remonta a noviembre de 1895, momento en que la corona española inauguró su Puente Militar. Se trataba de un gigantesco paso de madera, erigido con el expreso objetivo de facilitar el avance del ejército ibérico para hacer frente a las tropas de los independentistas sagüeros concentrados al otro lado de la ciudad.

Sin embargo, tras la victoria de los libertadores y su ulterior entrada victoriosa por el mismo camino, quedaría bautizada la obra como Puente del Triunfo, por espontánea iniciativa de la sabiduría popular.

Tiempo después, en 1905, el inusitado crecimiento de la urbe, con el desarrollo económico derivado de su condición de puerto marítimo, exigieron una obra de mayor amplitud, razón por la cual se inauguró el nuevo viaducto de hierro que conocemos hoy. Así surgió el Puente del Triunfo, con la fuerza que le proveía su sistema pratt de ingeniería americana, que a pesar de ser de los más avanzados de la época no lo eximiría de futuras reparaciones con el paso del tiempo.

Cuando en 1986 el viaducto presentó un evidente deterioro algunos propusieron sustituirlo, pero el pueblo sagüero decidió preservar ese ícono cultural de la ciudad, y solamente limitar el paso de pesados vehículos por él.

Hoy para fortuna de pobladores y visitantes se mantiene erguido este coloso, como signo inequívoco de su triunfo sobre el tiempo.