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Merceditas Valdés, la diva cubana de los cánticos negros

Una artista cubana que combinaba baile y canto en sus presentaciones, es considerada un verdadero mito de la cultura afrocubana en nuestro país y también en una buena parte del mundo.

A Merceditas Valdés, por su gran espontaneidad y soltura interpretativa, así como por su valiosa contribución al mantenimiento de la cultura afrocubana el investigador y etnólogo Fernando Ortiz le regaló para la posteridad el sobrenombre de la pequeña aché.

Había nacido el 4 de octubre de 1928 en la barriada habanera de Cayo Hueso, un lugar donde desde muy temprano asimiló, cantos y rezos yorubás, la rumba y obras de representativos compositores criollos, como Ernesto Lecuona, Rodrigo Prats, Arsenio Rodríguez y Eliseo y Emilio Grenet.

Su inicio, ya en calidad de artista profesional, tuvo lugar en el programa radial La Corte Suprema del Arte, de la antigua emisora CMQ, en el cual el aplauso del público determinaba el triunfo del que aspirara al premio en la transmisión.

Y fue su pequeña pero bien timbrada voz la que le garantizó entonces el éxito con geniales composiciones de la música afrocubana, variante musical a la que Valdés se dedicaría por el resto de su vida.

Merceditas aunó siempre los dones del canto y el baile, y los ensambló tan armoniosamente en un estilo personal, dentro de la gran pléyade de cantoras afro, y lo convirtió en un sello identificador de garbo y cubanía.

Con la dulzura y sobriedad inherentes al rezo y la invocación de antiguas deidades negras, la voz de Merceditas logró romper mitos y distancias culturales para alcanzar un gran reconocimiento popular.

Con tales cualidades el sabio don Fernando Ortiz seleccionó a Merceditas Valdés desde 1941 para ilustrar en la Universidad de La Habana y en varias instituciones culturales sus conferencias y seminarios en torno a las músicas de procedencia africana. El eminente etnólogo la denominó diamante en bruto y más tarde, la bautizó con el calificativo de la pequeña aché.

Tan alta sería su fama que en diversos canales televisivos, películas, radioemisoras, teatros y cabarets alternaría con personalidades de la talla de Tito Puentes, Nat King Cole, Rita Montaner, Ernesto Lecuona, Benny Moré, Pedro Armendáriz, Bola de Nieve, Chano Pozo, Rosita Fornes y Adolfo Guzmán.

Su casa sería el mundialmente conocido Cabaret Tropicana, que muy pronto la asumió dentro de su elenco estelar, y la llevaría a distintos países como Estados Unidos, España y Colombia. Su nombre aparecerá inscrito en el libro por los cincuenta años de existencia del célebre teatro Apolo, de Nueva York, donde actuó también en la selecta sala de conciertos Carnegie Hall.

Con su extraordinaria capacidad para mantenerse moderna más allá de épocas y estilos musicales, hasta su fallecimiento, el 13 de junio de 1996, Merceditas Valdés ofrendó lo mejor de su talento al pueblo que la consagró entre sus devociones artísticas.