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El Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

El Parque Nacional Alejandro de Humbodlt, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2001, abarca parte del territorio de las provincias de Holguín y Guantánamo en el oriente de Cuba y es un verdadero tesoro natural único en el planeta.

Este increíble recinto posee una extensión de más de 70 mil hectáreas y constituye la mayor reserva de la biosfera de las Antillas y la más importante de las áreas protegidas en la isla. Alberga uno de los ecosistemas de mayor valor en el Hemisferio Occidental para la preservación de las especies florísticas endémicas y exhibe uno de paisajes más singulares, auténticos y bellos de la naturaleza cubana.

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El parque es uno de los lugares de mayor endemismo de la tierra con especies vegetales y animales aún por descubrir. Posee el dos porciento de la flora mundial y debe su nombre al eminente científico alemán Alexander Von Humboldt, calificado como el segundo descubridor de Cuba, quien entre 1800 y 1801 recorrió la isla para estudiar minuciosamente su flora y fauna.

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Se afirma que el territorio abarca más de la mitad del área total y constituye el núcleo principal de la reserva de la biosfera de mayor extensión y valor de las cuatro existentes en el país denominada Las Cuchillas del Toa. Es precisamente su excepcional grado de conservación lo que garantiza el funcionamiento adecuado de los procesos ecológicos trascendentales que tienen lugar en este asombroso parque y la subsistencia de las especies florísticas y faunística que lo habitan.

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Se encuentra aquí el remanente más grande de los ecosistemas montañosos preservados de la nación y la naturaleza regala paisajes de sobrecogedora hermosura donde se conjugan grandes alturas, mesetas, llanuras, bahías de bolsa, cayos, ríos caudalosos de aguas cristalinas, pozas y cascadas, arrecifes, bosques latifolios y pinares que conforman una de las más grandes densidades vegetales del archipiélago cubano y del Caribe insular. La cantidad de especies que componen esta exuberante vegetación supera las mil –se incluyen cinco de plantas carnívoras– y de ellas 343 solo crecen en esta región, en la cual se descubren con frecuencia nuevas variedades de animales.

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Muchos de estos, igualmente originarios de la zona, están en peligro de extinción como el carpintero real (del que incluso se duda que aún exista algún ejemplar), el almiquí (un mamífero insectívoro de vida y costumbres nocturnas), el gavilán caguarero, el catey, la cotorra, la dracena, la Polymita picta (caracol de muy bellos colores), la jutía andaraz, el manatí, anfibios (resalta una rana de 1 centímetro), reptiles y peces. Tienen su hogar aquí, además, tres de los vertebrados más diminutos del planeta, contados ejemplares del bello milano cubano y el Solenodon cubanus Peters también endémico de la isla, un roedor catalogado como un fósil viviente que habita en Cuba, Haití y República Dominicana, tiene una longitud de 40 a 55 centímetros y saliva venenosa. Su rareza es tal que se creía extinto hasta que en 2003 fue descubierto uno.

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Actualmente se está promoviendo el ecoturismo en la región. Han sido creados senderos para realizar visitas guiadas en cuyo trayecto es posible deleitarse con los espectaculares paisajes. También existen alojamiento, lugares para acampar y la asistencia de personal altamente capacitado listo para esclarecer cualquier duda o solucionar cualquier dificultad que presenten los visitantes.

Entre los sitios de interés del parque resaltan: Piedra Vela, donde se inician las sendas y recorridos ecoturísticos; Cabeza de Jiguaní con sus cascadas, saltos, bosques húmedos tropicales y pinares; Loma del Mulo, un magnífico mirador natural. Se suman el Toldo cuyo pico y meseta son las mayores elevaciones del macizo montañoso Moa-Baracoa.

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Está además la Cascada Fugaz, un imponente salto de agua que parte de la Meseta del Toldo hasta el río Jiguaní; La Melba, zona de dicho río con grandes pozas; Alto Iberia, una muy conservada meseta donde se hallan lagunas únicas en el mundo; Taco, bella bahía en la que es posible observar el manatí y por último los Farallones de Moa donde está la caverna homónima que constituye uno de los monumentos naturales nacionales.