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Loma Capiro

Capiro, la loma que tomó el Che Guevara en Santa Clara

Una montaña que acoge a enamorados, románticos y turistas que gustan conocer de la historia o tener una vista panorámica de la principal ciudad del centro de Cuba.

Miles de turistas vienen cada año la ciudad de Santa Clara, a 278 kilómetros de La Habana y justo en el centro del país, tras los enigmas y polémicas que despierta a nivel mundial el Che Guevara.

Si bien el mayor número de visitantes llegan atraídos por su tumba o la colosal escultura en bronce que le está dedicada en el Complejo Escultórico que lleva su nombre al oeste de la ciudad, son muchos los sitios vinculados al guerrillero en esta bellísima urbe del centro de Cuba.

Ese especial vínculo se debe a que Santa Clara fue tomada por él en los días finales de 1958 provocando el triunfo de la Revolución con Fidel Castro a la cabeza. Precisamente en una elevación cercana, la Loma del Capiro, se estableció la última comandancia de Guevara antes de rendir a la que constituye la principal ciudad del centro de Cuba.

Por su altura, y la ventaja visual que ofrece sobre Santa Clara, constituyó un punto estratégico para planear el ataque de las tropas rebeldes con el cubano argentino al frente.

 

Loma Capiro

 

Dicha colina está ubicada al noreste de la ciudad, y es la menor de las tres elevaciones que se encuentran dentro del perímetro urbano. Se trata de un sitio de indudable belleza paisajística, estrechamente vinculado al surgimiento y desarrollo de la villa primigenia, y por lo tanto posee un gran valor natural, geográfico y por supuesto histórico.

Desde las laderas de la Loma del Capiro los santaclareños siempre se surtieron de frutos y maderas, y también hierbas medicinales, hortalizas y otros productos. Posee además un gran valor paisajístico y magníficas condiciones visuales sobre la ciudad.

En el presente esta entrañable elevación es Monumento Nacional de la República de Cuba de conjunto con el Monumento a la Acción contra el Tren Blindado, museo que se encuentra a 300 metros de distancia.

Una loma llena de símbolos

En la cima del Capiro el visitante puede encontrar una escultura metálica compuesta por elementos alusivos a diferentes armas de fuego, que como si apuntasen al cielo, representa la defensa irrestricta del cielo de la Patria.

Dicho monumento, obra del escultor José Delarra (el mismo que construyera el Complejo Escultórico dedicado al Che), se encuentra rodeado por un inmenso aro metálico que presenta un medallón con la efigie de Guevara.

Toda la obra reposa sobre una base de mármol, y está flanqueada por dos banderas, la rojinegra del Movimiento 26 de julio (emblema de los guerrilleros) y a la derecha, la de la estrella solitaria, símbolo nacional cubano.

Entre otros aspectos llamativos de esta elevación santaclareña podemos decir que, en una de sus laderas, cada 15 de julio se siembra un nuevo tamarindo. Se trata de una interesante tradición que rememora la fundación de la villa, en igual fecha de 1689, al pie de un tamarindo, árbol frutal que devino símbolo identitario de la ciudad.

Como quiera que ya la urbe tiene varios siglos de existencia, el viajero podrá encontrar un verdadero bosque de tamarindos, que además de ofrecer sombra y cobija, brinda sus frutos a los lugareños.

Muy cerca de este lugar, se encuentra también la única estatua religiosa emplazada en Cuba fuera de un templo. Dado que el 22 de enero de 1998 la ciudad fue visitada por el Papa Juan Pablo II, quien celebró en las faldas de la loma su primera misa en la isla, una estatua de resina evoca la imagen del santo padre.

Sin embargo, más allá de todos esos encantos y atractivos que hemos mencionado, el visitante encontrará su mayor deleite apreciando una puesta de sol desde la cima de la montaña, o degustando los excelentes platos de comida criolla que se expenden desde un caney en las inmediaciones del Capiro.