Skip to main content

Las aguas milagrosas de los Lagos de Mayajigua

Fueron los aborígenes cubanos, nuestros primeros pobladores, quienes bautizaron como Mayajigua a ese increíble paraje ubicado al centro norte de la isla. Un término que según el dialecto indígena quiere decir precisamente “tierra de las aguas o madre de las aguas”, y que de por sí solo expresa el portento de aquel tesoro natural, incluso desde antes de la llegada de nuestros colonizadores.

Justo a 350 kilómetros de La Habana, en el norte de la provincia de Sancti Spíritus se ubica uno de los enclaves más reconocidos dentro del turismo de salud en Cuba. Más allá de la indudable belleza del ambiente, los Lagos de Mayajigua son muy visitados a partir de las aguas minero-medicinales de qué disponen.

Con una capacidad de alojamiento de casi 80 habitaciones, este paraíso natural administrado por la cadena Islazul, dispone de unas 13 hectáreas donde se combinan remedios y encantos diversos. Los turistas pueden pasearse en botes y bicicletas acuáticas por las grandes lagunas, dar paseos a caballo, o simplemente descansar a la sombra de lasarboledas.

La temperatura y contenido minero medicinal de estas aguas les aseguran probadas propiedades a estas aguas, para el tratamiento de diversas enfermedades y el ulterior mejoramiento de la calidad de vida.

La localidad de San José del Lago, es el nombre oficial de este paraje y su balneario, sin embargo, popularmente se conoce en todo el país como los lagos de Mayajigua, una zona ideal para recrearnos con la exuberante naturaleza respirar el sosiego y la tranquilidad desde cualquiera de sus verdes rincones.

Esta comunidad, perteneciente al municipio espirituano de Yaguajay, invita a la complacencia y el disfrute de todo aquel visitante quiera conocer sus selváticos paisajes, calados por cañadas, riachuelos y manantiales, a muchos de los cuales desde tiempos inmemoriales los pobladores le han otorgado un carácter milagroso.

Y es que los propios expertos insisten en que estas aguas abarcan una amplia gama de efectos sanadores sobre una treintena de patologías. Lo logran a partir de sus características físico-químicas, pues tienen durante el año una temperatura que oscila entre 29 grados y los 33 grados Celsius, y altas concentraciones cálcicas, alcalinas y catabólicas, lo que las hace ideales en tratamientos dermatológicos, renales y anti estrés.

A decir de esos entendidos en la materia, los manantiales son la terapia ideal para aquellos aquejados de neurastenia, insomnio, neuralgias y todo tipo de neurosis; así como para quienes sufren de dolencias reumáticas, alergias y dermatitis diversas.

Otro aspecto a destacar es su pureza desde el punto de vista bacteriológico, de modo que incluso su ingestión resulta provechosa en padecimientos gastrointestinales, ya que al ser bicarbonatadas ejercen también una acción directa en los aparatos genito-urinario y digestivo del paciente.

Si bien ya los aborígenes que poblaron la zona le rendían loas a estos manantiales se suele decir que fueron los esclavos africanos quienes descubrieron los generosos beneficios que sobre sus pieles heridas y adoloridas por el látigo ibérico profesaban las aguas de aquellos surtidores.

Fue a principios del siglo XIX cuando el propietario de la hacienda, Don Luis Miguel de Rojas y Loyola de La Vega, decidió prestar atención a lo que indicaban sus esclavos, y decidió divulgar entonces su carácter milagroso.

Así comenzó a popularizarse el sitio, hasta que ya en 1926, el acaudalado Arturo Barrayarse Cabrera logró aliviar su reumatismo con el uso de esas aguas, y decidió pagar entonces una cuantiosa suma por la propiedad, para inaugurar el 20 de mayo de 1940 el actual balneario, a partir de cabañas rústicas de madera y guano, y que ha tenido gran afluencia hasta el día de hoy.

Pero en la actualidad el complejo dispone de muchos espacios como salas de juego, gimnasio fisioterapéutico, centro nocturno y dos restaurantes de excelente comida cubana e internacional. Igualmente, el sitio se encuentra muy cercano al Área Protegida de Jobo Rosado, una extensa zona pródiga en vegetación, saltos de agua y especies de la fauna que realmente cautivan.

Con todas esas condiciones no resulta nada raro que muchos clientes aseguren que con solo contemplar el balneario y sus paisajes se encuentran el rejuvenecimiento y la salud que buscan, pues este verde paraje logra forma enigmática reanima el espíritu de quienes deciden visitarlo.