El Paseo del Prado: una de las avenidas más famosas e imponentes de Cuba

El Paseo del Prado, o simplemente Prado, como la llaman los habaneros, ubicada en el corazón en La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad, es una de las calles más famosas, bellas e imponentes de La Capital de Cuba, declarada Ciudad Maravilla del Mundo en 2016, e incluso de toda la Isla.

Comienza en la muy conocida y hermosa Fuente de la India o de la Noble Habana, obra del escultor italiano Giuseppe Gaggini, emplazada aquí en 1837: una estatua de mármol blanco de una bella mujer sentada y adornada con plumas, situada en el centro de una fuente, encima de una amplia base a de igual material, en la cual aparecen cuatro delfines también de mármol por cuyas bocas sale el agua. Esta obra inicialmente fue colocada en la Plaza de la Fraternidad, luego se trasladó al Parque Central y 1875 se situó en el lugar que ocupa hoy, aunque mirando hacia el Parque de la Fraternidad, hasta 1928, en que se le dio la posición actual sin moverla de sitio.

Esta fuente limita con la calle Monte. Desde este punto se extiende Prado por poco más de un kilómetro hasta frente al Castillo de la Real Fuerza a pocos metros del Malecón de La Habana. Tuvo varias denominaciones a lo largo de la historia: Alameda de Isabel II o de Extramuros, Paseo de Martí, en honor a José Martí, Héroe Nacional de Cuba, nombre que recibió luego de finalizado el régimen colonial español, y que aún se mantiene, aunque todos la siguen llamando Prado.

La Avenida posee ocho estatuas de leones de bronce, los cuales parecen custodiar el paseo y un parque, en su centro, con árboles a cada lado, el cual posibilita que los ciudadanos disfruten paseando, protegidos del intenso sol. A sus lados se erigen hoy el Capitolio de La Habana, el Gran Teatro Alicia Alonso, El Parque Central, El Parque de La Fraternidad, El Hotel Saratoga, El Telégrafo, El Sevilla y otros.

Durante el Gobierno del Capitán General Miguel de Tacón y Rosique (1834 – 1838), el Prado fue ampliado y remodelado. Se inauguró el Teatro Tacón, en el lugar que hoy ocupa el Gran Teatro de La Habana y fue sede permanente, a partir de entonces de la Ópera y el Ballet Clásico.

Hubo una época durante el siglo XIX en que fue utilizada exclusivamente por peatones. En la segunda mitad de este, comenzaron a edificarse fastuosas y grandes edificios neoclásicos que reemplazaron a los barrocos y de estilo colonial. A inicios del siglo XX se introdujeron mejoras y fue cuando pasó a llamarse Paseo de Martí. Con dicha remodelación se vinculó la calle al Parque Central.

Se construyeron entonces los bancos de mármol y piedra, las farolas artísticas que garantizaban una muy buena iluminación y fueron colocados otros elementos como como copas y ménsulas y el paseo del centro fue pavimentado con un bello piso de terrazo.

En 1982 se incluyó dentro de los límites del Centro Histórico y fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Pero desde sus tiempos más remotos hasta hoy, ha sido el lugar donde los habaneros caminan relajados, tranquilos, casi como si olvidaran sus preocupaciones al compás de la brisa, la sombra de los árboles y la belleza y la música de la vida que ahí fluye. Por eso nació de aquí la tan acertada frase popular “Mira, si parece que va por el paseo del Prado” para designar a alguien entretenido, que va por ejemplo a cruzar la calle y no mira o no se apresura, o a quien que debe apurar el paso y se demora.