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La Loma de la Cruz, emblema absoluto de la ciudad de Holguín

Firmemente ligada a la idiosincrasia de Holguín, ciudad localizada en la zona oriental de Cuba, a unos 775 kilómetros al este de La Habana, se erige una colina de 260 metros de altura, que se ha convertido con el paso de los años en el símbolo distintivo de la urbe.

Hoy constituye una certeza cabal que, para conocer la también llamada Ciudad de los parques, es preciso admirarla desde el místico y legendario mirador que está al pie de esta cruz. Pero la identidad que ha ligado al holguinero con este sitio, no se fundamenta en modo alguno en la maravillosa vista que la montaña ofrece, sino en varios aspectos socioculturales que por derecho propio han hecho del lugar un icono de la ciudad.

Ese simbolismo no es gratuito, puesto que la urbe oriental dispone de varios elementos que podrían representarla, como son los mencionados y abundantes parques; La Periquera, antigua casa consistorial; o incluso el gracioso Burro de Mayabe, famoso por su afición a la cerveza del mismo nombre. Sin embargo, ha sido la Loma de la Cruz, el ícono cultural de esta ciudad y su gente, desde aquellos días en que todavía no se había producido la fundación oficial de la villa.

Loma de la Cruz 2

Avistada desde cualquier punto, si el viajero tomara como referencia el punto fundacional, desde el conocido Parque de las flores, debería recorrer unos dos kilómetros en línea recta por la calle Libertad, para dar con la base de la enorme escalinata.

Luego le espera una ardua tarea que bien vale la pena. Se trata de un ascenso de 458 escalones, con algunos bancos de descanso en el trayecto, hasta llegar a la cúspide. La escalinata está flanqueada igualmente por luminarias, para quienes decidan hacer la visita en horas de la noche cuando resulta menos agobiante la ascensión.

Ya en la cima, encontraremos el remedo de un antiguo fortín español, pues durante los albores de la guerra independentista de 1895 las tropas ibéricas decidieron dotar la cima con aspilleras de tiro, y un fuerte de base cuadrada, desde cual se podía controlar el bastión.

En torno suyo se halla una plazoleta o rotonda circundada por un malecón de concreto, que se completa con varios bancos para el necesario descanso, mientras apreciamos bajo nuestros pies la bella ciudad de Holguín.

Sin embargo, el principal recodo no es este, a pesar de su increíble mirador. A unos pocos metros de allí, robará nuestra atención el ícono religioso que da nombre a la colina. Junto a una pequeña capilla, y sobre el podio de un metro de altura, que hace las veces de altar, se erige, solemnemente, la enorme cruz de madera que es posible divisar desde la propia ciudad.

Loma de la Cruz 3

A sus pies encontraremos toda suerte de ofrendas, velas encendidas, y objetos entregados como parte de promesas religiosas. Es usual descubrir a algún poblador postrado ante la cruz, pues muchos ven a este crucifijo como objeto de devoción.

Pero más allá de toda dimensión religiosa, con el inicio del mes de mayo la Loma de la Cruz es ocupada por artistas y creadores jóvenes para revivir una añeja tradición durante las populares Romerías de Mayo.

La idea parte de la intención de redescubrir la tradición española nacida el tres de mayo de 1790, cuando se comenzaron a colocar en los lugares más altos cruces cristianas con el objetivo de evitar epidemias y catástrofes a los pobladores.

Pero en el presente se le ha dado una nueva dimensión cultural. El ascenso a la loma es el punto culminante de toda una semana de festejos protagonizados por artistas jóvenes de diferentes latitudes del mundo, en lo que ya constituye un festival internacional de juventudes artísticas.

Todos estos elementos, unidos a las increíbles vistas que propone ese empinado montículo, hacen de La loma de La Cruz el símbolo más entrañable y querido de la ciudad de Holguín, a tal punto que es una suerte de sello en publicaciones, uniformes y cantos característicos de esta urbe oriental.

Fotos: Cortesía www.trabajadores.cu